Hostales en Hobart
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Acerca de Hobart
El refrán "los mejores perfumes vienen en frascos pequeños" describe Hobart a la perfección. La capital de Tasmania, el Estado insular de Australia, cuenta con museos, vistas espectaculares a las montañas y un montón de cosas para hacer. Hasta podrás ver canguros o acariciar a un demonio de Tasmania (mucho más agradable de lo que su nombre indica).
Todos los hostels en Hobart están en un radio de 1 km de la ciudad, excepto un alojamiento junto al lago, que está a poco menos de 5 km del centro. Son muy acogedores y ofrecen la oportunidad perfecta para conocer a mochileros de todo el mundo, sobre todo a los que viajan con un visado de trabajo y vacaciones. ¿Has elegido ya tu hostel en Hobart?
La mayoría de los hostels en Hobart disfrutan de una ubicación muy céntrica, ideal si planeas explorar esta ciudad de gran riqueza cultural. ¿Te gusta comer bien? Ve a la zona de Salamanca, llena de cafeterías y restaurantes buenísimos. Además, allí se celebra un mercado increíble cada fin de semana. El barrio North Hobart es perfecto para los más artísticos, ya que alberga la galería MONA, con un increíble estilo arquitectónico.
El centro es pequeño, así que lo recorrerás en menos que canta un gallo. Date un paseo y descubre las peculiaridades y la historia de la ciudad. Si te van los festivales, asegúrate de comprobar qué se cuece durante tu estancia, ya que podrías coincidir con el Mona Foma, uno de los mejores y más famosos de Tasmania. ¿Eres de esas personas que coleccionan recuerdos de los países que visitan, "cachivaches" que para otros no son necesarios? Entonces, vete un sábado al mercado de Salamanca. Seguro que terminas encantado, porque hay arte, productos artesanales, objetos de regalo, ropa y comida. Si prefieres actividades en la naturaleza, puedes subir hasta una de las montañas, ir en busca de cascadas (encontrarás un montón) o aventurarte hasta el faro de la isla de Bruny.
Si quieres descubrir el centro de Hobart o su zona costera, es muy fácil: solo tienes que usar los pies. Cuando te canses de andar, compra una tarjeta de transporte (la Metro Greencard) o un billete sencillo, y monta en los buses, que te llevan por la ciudad y las afueras.